domingo, 4 de mayo de 2008

Argumentando de vos

Te sobreviví,
te enumeré.

No hay que,
no hay quien
no podrán modificarme.
Ni que.
Ni quien me convenza,
no me pacificarán.

El magnifico
masticó mis entrañas,
la voz deseada, la lectura
y mis mansas costumbres.

Me quedé contigo
de tu mano y en tus artes
divino accidente fui
en tu apaciguada exactitud
buscada en la avenida grande.

Quien repetirá
misteriosamente cada alucinación
atada a mi cabeza?
Y si sucede la luz en la noche?
Y si veo otra vez el amor?

Madrid.

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