sábado, 22 de septiembre de 2007

Conversación de uno solo

Conversación de uno solo

Vos sabés che
que yo necesito
decirte quien soy,
afectándome poco
el melodrama de unos versos
académicos, que a fuerza
esta tarde me resisto a merendar.

¡Afuera hoy la luna y los héroes!
…y la pregunta poco inteligente
que entre dientes repetís:
-Vos qué me decís?

Pasó de pronto la hora de
mi retórica bronca
y caras ajeadas.
Necesito decirte –también-
lo que no soy
y luego lo ignores.

Sabés, yo tengo el “tú” quebrado
desde que fui
y una política lisonjera y rabiosa
enferma como perro, en la boca

Yo te pregunto si es que soy:
una minita apenas blanca o
una desamorada que no ejerce belleza.
Yo necesito preguntarte eso.

Madriguera de ilusiones
un temor en y de colectivo
una secuencia de sueños que
en la niñez me enlaberintó.

Vos sabés che
que a propósito me pierdo
y suelo insolente
callarme porque sí.

Diáspora de mi alma espiralada
que en la arena dibuja
el rostro de otros con el dedo suyo
mientras mis todas otras mujeres
calladas oyen detrás
una terrible mortificación que repite:
-Vos, con todo esto, ahora,
qué me querés decir? Madrid.






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